PROYECTO DE ACUERDO

DECLARACIÓN COMO BENEMÉRITO DE LA CULTURA Y

LA EDUCACIÓN COSTARRICENSE PARA EL EXIMIO

CIUDADANO LUIS DEMETRIO TINOCO CASTRO

Expediente N.º 17.185

ASAMBLEA LEGISLATIVA:

La Constitución Política de la República le asigna a la Asamblea Legislativa la facultad y obligación de rendir homenaje a aquellos ciudadanos que, por sus méritos o sus obras se hubieren hecho acreedores al reconocimiento de la Patria.

La presente iniciativa tiene por objeto declarar benemérito de la Patria al insigne ciudadano, humanista, maestro, académico e intelectual don Luis Demetrio Tinoco Castro.

Luis Demetrio Tinoco Castro nació en la ciudad de Cartago, el 26 de setiembre de 1905, en un hogar tradicional y prestigioso constituido por don Luis Demetrio Tinoco Gutiérrez y doña Olivia Castro Gutiérrez.  Inició sus estudios en la tierra de sus mayores y los terminó en la Escuela Juan Rafael Mora, en San José.

Al iniciar la secundaria, retorna a la vieja metrópoli, al Liceo San Luis Gonzaga, del cual se egresa en 1921, orgullosamente laureado como bachiller en Ciencias y Letras.

Se acercaba a los 18 años, cuando en ocasión del centenario del Estatuto político de la provincia de Costa Rica, el 16 de marzo de 1823, inició su producción como escritor prolífero y sorprendió con el ensayo Estatuto político de la provincia de Costa Rica:  16 de marzo 1823, cuyo tema es esencialmente  histórico.[1]

Dos años más tarde, publica Efemérides nacionales, que, de alguna  manera, viene a empatar con su primer artículo en torno a nuestra independencia.[2]

En nuestro medio, las opciones para seguir una carrera profesional eran muy limitadas; sin embargo, pese a otras aspiraciones, aplica para estudiar Derecho.  Una vez egresado, entre 1927-1928, realiza  estudios  de  posgrado  en las universidades Columbia University, y Georgetown University, School of Foreing Service, Washington D.C.

En 1929 inicia la carrera de docente como profesor de Cívica y Economía Agrícola, en el Liceo de Costa Rica.  En 1930 se vincula a la Escuela de Derecho, en su condición de profesor de Economía Política y Finanzas Públicas, que alterna con su condición de parlamentario y posteriormente de subsecretario de Hacienda.

Acorde con lo enseñanza en la Escuela de Derecho, aborda un tema sumamente especializado y árido como era plantearse un estudio comparativo entre las legislaciones vigentes del continente y, además, analizar la legislación bancaria de nuestro país hasta ese momento.[3]

 

Era casi obligatorio su paso por nuestro Congreso Constitucional, para seguir los pasos de sus mayores.  Es así como es postulado como diputado, por Cartago, para el cuatrienio que inició en 1932 y concluyó en 1936; período en que sorprende con la iniciativa de ley mediante la cual pretendió un seguro de vejez y retiro para los empleados de la Imprenta Nacional.

Este despunte sobre la sensibilidad social de don Luis Demetrio, hace que la amistad entre el doctor Rafael Ángel Calderón Guardia y él se estrechará aún más, dado su grado de afinidad política.

Cuando el ex compañero de Parlamento, Rafael Ángel Calderón Guardia, alcanza la Primera Magistratura, inmediatamente insta a don Luis Demetrio para que forme parte de su gabinete como Secretario de Educación Pública, a pesar de tanta responsabilidad, no abandona su carrera docente y dada su preocupación para que sus estudiantes, “amigos”, dispusieran dónde estudiar, concibe y sistematiza parte de sus cursos en un manual que se edita bajo el título Apuntes de finanzas y derecho fiscal costarricense, en el cual se aborda la temática de las finanzas, del Derecho fiscal, gastos públicos, presupuesto, fiscalización, ingresos, impuestos, imposición, régimen aduanero y deuda pública.[4]

En este período, en el que da inicio la gran revolución jurídica de nuestro país, el aporte de don Luis Demetrio fue singular.  Las reformas en el basto campo de la educación, introducidas por Mauro Fernández Acuña en el siglo antepasado, ameritaban ajustes y era imperativo volver a pensar en una universidad capaz de alcanzar y competir con las del resto de América Latina y de forjar un nuevo costarricense que diera respuesta a los vertiginosos cambios que se vislumbraban con el advenimiento de la paz, con el cual se cerraba una devastadora guerra mundial; es precisamente la Educación, en sus diferentes ciclos, y  de  frontera  a frontera el desafío del Gobierno del período constitucional 1940 y 1944, tarea que tuvo que enfrentar y resolver con discreción y eficiencia.[5]

Meticuloso como era y apegado a la realidad y probidad, escribe personalmente las memorias anuales que rinde al Congreso Constitucional, en las cuales se destaca la cruda realidad del Sistema Educativo Nacional y cómo el Gobierno paliaba tal situación en ese momento, como fue la apertura de nuestra Universidad, la emisión de títulos de bachillerato por colegios privados de educación e incluso la apertura de universidades privadas, disposición que pasa inadvertida prácticamente en nuestra historia.

Se cumplen promesas de campaña de dotar a la provincia de Guanacaste de centros educativos y, mientras eso acontecía, se becaban estudiantes a la Meseta Central.

 

En este mismo período, era tal el caos de la legislación y las normas que afectaban la Educación en sus diferentes ciclos y módulos, que se planteó la necesidad de sistematizar toda esa dispersión en un Código, que se promulgó por decreto ejecutivo y después el Congreso Constitucional lo ratificó como Ley de la República.  Era tal el reconocimiento sin mezquindad de ese esfuerzo, que en los años cuarenta se le denominaba el "Código Tinoco, el cual declinó por su integridad y condición, como lo señalara en un congreso de educadores:  “...cuanto ese Código pertenecía al ejercicio legítimo del Gobierno del Doctor Calderón Guardia, donde los Secretarios de Estados éramos sus más files colaboradores...”

Tampoco debe omitirse que la creación del Conservatorio Nacional de Música salió de la Secretaría de Educación; además, se estableció la enseñanza de la religión católica en los centros de Educación.

En el año 1942, a don Luis Demetrio Tinoco se le encargan acciones diplomáticas importantes en varios países de América del Sur.[6]  Por esa misma época, Costa Rica es escogida para que se celebre un foro sobre Educación, el cual permitió realizar constataciones fundamentales en todo el ámbito de la Educación de Centroamérica.[7]  Cónclave que se repite en la Ciudad de Panamá, al cual asiste y nuevamente se le confiere la distinción de presidir, por segunda vez.[8]

 

En su condición de Secretario de Estado y con el fin de crear conciencia sobre el verdadero significado que había sido la apertura de la Universidad, fija un derrotero para las autoridades universitarias a la hora de pensar en el ensanchamiento del Alma Máter, al decir que, imperiosamente, el país necesita economistas, y es así como lo plantea ligeramente en su ensayo "La nueva universidad".[9]

La Facultad de Ciencias Económicas y Sociales, impulsada por don Luis Demetrio, lo designa su Decano, cargo que cumple desde 1943 hasta 1947; así plasma su vocación por la Economía y los asuntos sociales, los cuales aborda con precisión y claridad por medio de la prensa, en temas sumamente álgidos como era la gravedad de la carestía de la vida.[10]

Nuevamente, el Gobierno lo desplaza a foros internacionales, como fue el caso de la Conferencia de Bretón Woods, en la que se suscribieron los Convenios para la creación del Fondo Monetario Internacional, y el Banco Internacional de Reconstrucción y Fomento.[11]

 

Como consecuencia del fin de la guerra mundial y el advenimiento de la paz, nuestro país le asignó la misión de representarnos en una conferencia celebrada en México.[12]  Su vida diplomática, ampliamente consolidada, hace que sea el diplomático idóneo para acreditar a los diferentes foros y gobiernos de otros países.  En 1946, es enviado extraordinario y ministro plenipotenciario en una misión especial ante la Santa Sede y los gobiernos de Francia y Bélgica; al año siguiente, representa a Costa Rica como delegado en la Conferencia de las Naciones Unidas, celebrada en Cuba.

Debido a la Revolución de 1948, se aleja de las actividades políticas, espacio que permite retomar su vocación de investigador y ensayista.  En este momento escribe el ensayo "Don Ricardo Fernández Guardia, diplomático",  y  su larga carrera como tal.[13]  Seguidamente, en el ensayo Evocación del 17 de agosto de 1850, nos recuerda el centenario de la muerte de José de San Martín.[14]

Posteriormente, sin abandonar su vocación de historiador, escribe el Derecho de patronazgo, en el que analiza las implicaciones de esa institución española, en el contexto histórico de Costa Rica.[15]

En el Gobierno de Otilio Ulate, como reconocimiento a su pujante labor, no solo como educador sino como ideólogo de la educación, pasa a formar parte del Consejo Superior de Educación, hasta 1966.[16]

En el Gobierno de “la reconciliación nacional”, vuelve de nuevo a la vida política activa, en calidad de ministro de la Presidencia, cargo que alterna con su larga y fructífera carrera diplomática como delegado ante la Conferencia de Ministros de Relaciones Exteriores de América, celebrada en nuestro país en 1960; en Ginebra, ante la Conferencia del azúcar, de las Naciones Unidas 1961; como acreditado ante la Conferencia Punta del Este, Uruguay, de ministros de Relaciones Exteriores de América o como embajador extraordinario y plenipotenciario ante la República Federal Alemana.

En 1965 se le designa delegado asesor a la Reunión de la Organización Internacional del Café, con sede en Inglaterra.  Al año siguiente, se le nombra embajador permanente, de nuestro país, ante las Naciones Unidas, organismo que presidió varias veces y donde ocupó la vicepresidencia; durante este período finaliza como embajador extraordinario y plenipotenciario ante el gobierno de los Estados Unidos de América.

Pese a su intensa actividad en el campo diplomático, se aparta para escribir, conjuntamente con la compañía ferrocarrilera de Costa Rica, un ensayo de carácter jurídico económico sobre la moneda, las tarifas y los contratos del Estado.[17]  Posteriormente tiene un ciclo de descanso de las faenas políticas y decide volver a su actividad de orientador nacional y ensayista.

Es en ese momento que vuelve a su pasión, los senderos de la historia, con el artículo periodístico Soñaron que estaban creando una república".[18]  Dicha temática la alterna con su otra pasión, la educación, al destacar en su artículo La enseñanza universitaria no es monopolio del Estado, que la Universidad de Costa Rica  no  se  concibió  como  un  ente  que  viniera a monopolizar la formación de nuevos profesionales y el conocimiento humano, debiéndose abrir el Estado a la Enseñanza Superior Privada.[19]

En 1978, don Luis Demetrio profundiza de manera magistral sobre la necesidad de un:  Un nuevo derecho del mar.  En esta obra, aborda la temática expresada en normas y principios en torno al derecho del mar, obra que se complementa con una serie de temas y textos anexos vinculados con la problemática de los últimos tiempos, en torno al derecho del mar.[20]

En los seis años subsiguientes, pasa a integrar la Comisión Interamericana de Derechos Humanos de la Organización de Estados Americanos, donde llegó a ocupar los cargos de vicepresidente y presidente.[21]

El Consejo Universitario de la Universidad de Costa Rica, en ocasión de la celebración del cuadragésimo aniversario de su fundación, le confiere la más alta distinción que otorga nuestra Alma Máter:  el doctorado Honoris Causa.

Con la autoridad de cofundador de la Universidad, escribe un artículo en el Semanario Universidad, donde relata los entretelones de la creación de la Universidad, artículo que luego profundiza en el libro La Universidad de Costa Rica:  trayectoria de su creación.[22]

Por otra parte, en el centenario de la fundación del Colegio de Abogados, le corresponde pronunciar un discurso en el que destaca los momentos más importantes y álgidos de aquel gremio profesional.

Como lo hiciera en los inicios de la década de los años veinte del siglo XX, vuelve a plantearse los temas de nuestro Derecho Constitucional, como es el ensayo Congreso constituyente de 1824, en el que destaca que el andamiaje jurídico edificado por aquella Asamblea, se había consolidado en el tiempo, por supuesto, ajustándose a los cambios propios de cada época; sin embargo, se mantenía incólume nuestra organización político-institucional.[23]

El último artículo publicado que se conoce de don Luis Demetrio es Los derechos del hombre en la Ley Fundamental del Estado, un tema que lo apasionaba y obsesionaba y documento que señalaba como la genuina acta de nacimiento de nuestro Estado.[24]

El 27 de agosto de 2008, su hija pródiga -pues solo tuvo un hijo varón- la Universidad de Costa Rica, lo evoca y eterniza una vez más su gratitud, al develar el busto del cofundador y primer rector.

Don Luis Demetrio Tinoco Castro fallece el 25 de marzo de 1986, en San José.

Por los méritos que se le atribuyen al doctor Luis Demetrio Tinoco Castro, y fundamentalmente por la probidad y el consistente compromiso con la docencia de nuestro país, así como por su concurso decidido y altamente comprometido con la Patria, elevo a consideración de las señoras diputadas y los señores diputados este proyecto de acuerdo, a fin de que se le confiera a este insigne ciudadano, el sitial que el Estado costarricense reserva  a sus hijos no solo más notables, sino a quienes han realizado aportes excepcionales al país.

LA ASAMBLEA LEGISLATIVA DE LA REPÚBLICA DE COSTA RICA

ACUERDA:

 

DECLARACIÓN COMO BENEMÉRITO DE LA CULTURA Y

LA EDUCACIÓN COSTARRICENSE PARA EL EXIMIO

CIUDADANO LUIS DEMETRIO TINOCO CASTRO

 

 

 

ARTÍCULO ÚNICO.-      Declárase al eximio ciudadano, doctor Luis Demetrio Tinoco Castro, benemérito de la cultura y la educación costarricense.

 

Rige a partir de su aprobación.

 

 

Proponente

 

 

Lic. Max Fernández López

Constitucionalista

 

 

Mario Quirós Lara                                                                    Sandra Quesada Hidalgo

Marvin Rojas Rodríguez                                                           Olga M. Corrales Sánchez

Federico Tinoco Carmona                                                        Saturnino Fonseca Chavarría

Luis Barrantes Castro                                                   Óscar López Arias

Olivier Jiménez Rojas                                                   Orlando Hernández Murillo

Elizabeth Fonseca Corrales                                          Ovidio Agüero Acuña

Mario Alb. Núñez Arias                                                 Lesvia Villalobos Salas

Rafael Elías Madrigal Brenes                                        Luis Araya Monge

Lorena Vásquez Badilla                                                Evita Arguedas Maklouf


Gladys González Barrantes                                          Yalile Esna Williams

Salvador Quirós Conejo                                                           Xinia Nicolás Alvarado

 

José Manuel Echandi Meza

 

DIPUTADOS

 

 

 

 

 

 

16 de setiembre de 2008.



[1] .- Revista de Costa Rica. 6  (8-9):  135, agosto 1923.

[2] .- Revista de Costa Rica. 6  (8-9):  171, agosto-setiembre 1925.

[3] .-  San José, Costa Rica:  Imprenta Nacional, 1933.

 

[4] .-  San José, Costa Rica:  Escuela de Derecho, 1940.

 

[5] .- Memoria de educación pública correspondiente al año 1940.  San José, Costa Rica.  Se destaca la creación de la Universidad de Costa Rica, y el derecho a los centros de educación privados de extender títulos de bachiller, la mejora en la preparación de los maestros, el decreto para la creación de centros educativos en la provincia de Guanacaste.

 

 

[6] .- 1942 Enviado Extraordinario y Ministro Plenipotenciario en Misión Especial ante Chile, Argentina, Perú y Colombia.

 

[7] .- 1942 Conferencia de Ministros de Educación Pública de Centro América y Panamá, celebrada en San José Costa Rica.

 

[8] .- 1943 Conferencia de Ministros de Educación de América, celebrada en Panamá.

[9] .-   Revista de los Archivos Nacionales.  7 (3-4):  129-131, mar-abril 1943.

[10] .- San José, Costa Rica:  Imp.  La Tribuna, 1943.

 

[11] .-  1944 Delegado a la Conferencia Monetaria Internacional de Bretón Woods, 1944.

 

[12] .- 1945 Conferencia sobre problemas de guerras y de la paz, Chapultepec, México.

 

[13] .- Academia de Geografía e Historia de Costa Rica.  6: 14/16.  1950

 

[14] .- San José, Costa Rica:  Academia de Geografía e Historia de Costa Rica, 1950.

 

[15] .- Revista de los Archivos Nacionales.  N.º 14 (1/6):  enero-junio 1950.

 

[16] .- Miembro del Consejo Superior de Educación, Período de 1951 a 1966.

 

[17] .- 1966 Tinoco Castro, Luis Demetrio, Soley Carrasca, Rodrigo.  Estudio de moneda y tarifas:  contratos del estado con la compañía ferrocarrilera de Costa Rica.  San José, Costa Rica, 1966.

 

[18] .-  La Nación.  San José, CR, 21 de abril 1978.

 

[19] .- La Nación.  San José, CR, 9 de junio, 1979.

 

[20] .- San José, Costa Rica:  Universidad Autónoma de Centroamérica, 1978.

 

[21] .- Miembro de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos de la OEA, 1979-1985.  Presidente y vicepresidente.

 

[22] .- La Universidad de Costa Rica:  Trayectoria de su Creación.  San José, Costa Rica:  Editorial Costa Rica, 1983.

 

[23] .-  El Congreso Constituyente de 1824.  La Nación.  San José, CR, 2 de setiembre, 1984.

 

[24] .-  Los Derechos del Hombre en la Ley Fundamental del Estado.  La Nación.  San José, C. R., 3 de febrero, 1985.  Áncora. p. 8.