MODIFICACIÓN
DE LA LEY DE PESCA Y ACUICULTURA, N.º 8436
Expediente
N.º 17.042
ASAMBLEA LEGISLATIVA:
Costa
Rica ocupa una posición a nivel mundial privilegiada, más aun por su
determinación de proteger sus recursos naturales; sin embargo, esa posición se
encuentra altamente amenazada por diversas acciones que han puesto en peligro
la fauna marina.
En
tal sentido, y entrando a la materia el presente proyecto de ley, viene a dar
algún remedio para frenar el alto impacto que la actividad pesquera está
generando en nuestras aguas patrimoniales.
Es así que pesca de arrastre es la forma menos selectiva que existe en
el proceso de captura de peces, además de ser la más perjudicial para los
fondos marinos, ya que todo lo que encuentra durante el recorrido queda
atrapado en el interior de la red. Se
trata de un arte activo, en el sentido de que no espera ni confía en los
movimientos del pez para su captura, sino que es el arte el que va en busca del
pez.
La
mayor parte de las actividades pesqueras atrapan organismos que no son los
objetivos principales de la pesca y a los que suele denominarse como capturas
incidentales. Pueden incluir peces
pequeños de las especies objeto de la pesca o bien otras especies con poco
valor comercial o ninguno. Es un problema
muy difundido a nivel mundial, se estima en aproximadamente 20 millones de
toneladas métricas, lo que representa cerca de un cuarto de la captura mundial
total. La pesca de camarones suele
originar las mayores cantidades de capturas incidentales, mientras que la pesca
de pequeñas variedades pelágicas originan las menores.
Algunas
especies objeto de capturas incidentales, pueden verse amenazadas de
extinción. La sensibilización del
público implica que estos temas relativos a la conservación ejerzan una
influencia cada vez mayor en la ordenación pesquera.
Las
capturas incidentales son solo uno de los componentes de la mortalidad total de
las especies afectadas por la pesca; así pues, no constituyen un tema
aislado. Para abordar el problema es necesario
considerar la cuestión más amplia de la ordenación de los recursos, incluidas
las especies objeto de la pesca. Para
lograr reducir las capturas incidentales hace falta abordar los problemas
crónicos de la sobreexplotación, lo que sigue siendo un importante reto a nivel
mundial.
(Cook,
2001).
Por
otra parte, acompañado de la sobreexplotación del camarón, existe un problema
muy grande asociado a la captura incidental de fauna acompañante durante la
pesca de camarón por arrastre, la flota camaronera descarta entre 6.000 y 9.000
toneladas métricas de fauna acompañante por año, 70% del cual está constituida
por peces, lo que está ejerciendo, sin duda alguna, gran presión sobre los
recursos pesqueros del golfo de Nicoya (Campos 1983a; Campos 1983b; Campos et
al, 1984).
En
otras naciones, se ha estimado que por cada libra de camarón que se captura con
redes de arrastre, se capturan y descartan hasta diez libras de peces e
invertebrados (Morgan & Chuenpagdee 2003).
La actividad camaronera de arrastre también representa una seria amenaza
para las tortugas marinas.
Más
aun, se ha comprobado que los artes de pesca usados en la pesquería del
camarón, además de capturar muchas especies, disminuyen la complejidad del
hábitat, la riqueza de especies y la biodiversidad del fondo. También favorecen la suspensión de sedimentos
de fondo, lo que trae consecuencias sobre otros organismos (Morgan &
Chuenpagdee 2003).
Los
estudios comparativos de las zonas del fondo del mar que han sido objeto de
distintos niveles de actividad pesquera demuestran que las perturbaciones
crónicas debidas a la pesca de arrastre acaban por eliminar las especies de
elevada biomasa que están compuestas principalmente de organismos emergentes de
los fondos marinos. Estos organismos
aumentan la complejidad topográfica del fondo del mar y se ha demostrado que
sirven de refugio a los peces en edad juvenil, reduciendo su vulnerabilidad a
los depredadores. Al contrario, los
organismos de tamaño pequeño, como los necrófagos, dominan las zonas objeto de
pesca intensiva. Un cambio de este tipo
en el hábitat puede modificar la composición de la fauna íctica residente.
Es
posible lograr aplicar regímenes de ordenación dirigidos tanto a los objetivos
pesqueros como de conservación del hábitat mediante la adopción adecuada de una
serie de enfoques, incluida la exclusión total o parcial de artes de pesca de
arrastre del fondo del mar, y las técnicas de veda estacional o de
rotación. Podrán formularse y someterse
a prueba distintos regímenes de ordenación solo después de que se hayan
definido los objetivos y criterios de los hábitat del fondo del mar. (Káiser et al, 2001).
Las
medidas técnicas de conservación que implican modificaciones en las artes o las
prácticas de pesca son una forma eficaz de reducir las capturas
incidentales. Para las redes de
arrastre, las medidas incluyen rejillas y paneles de malla cuadrada que
permitan seleccionar los peces por tamaño y que parte de la captura escape. El éxito del uso de estos dispositivos
depende, no obstante, de que se superen los obstáculos para el manejo de las
artes y se eviten las pérdidas económicas a corto plazo con frecuencia
asociadas a su uso.
En
los últimos dos decenios hubo cada vez más preocupación por los efectos de las
actividades pesqueras en el fondo marino en los ecosistemas bentónicos de todas
las grandes regiones en las que se realiza la pesca comercial. Muy
frecuentemente, los diversos medios de comunicación han demostrado que las
artes de pesca pueden dañar los organismos bentónicos y reducir, al menos
localmente, la complejidad del hábitat causando una merma de la diversidad
biológica.
Es
poco probable que las modificaciones de las artes de pesca eliminen por
completo todos los efectos adversos, los progresos serán lentos. Por lo tanto, se necesitan objetivos
realistas a corto y largo plazo para intentar minimizar los efectos de la pesca
en el ecosistema; los responsables deberían imponer límites mensurables a los
niveles de capturas incidentales y perturbaciones bentónicas provocadas por las
artes de pesca.
En
muchos casos, para lograr los resultados necesarios quizás haga falta combinar
las mejoras tecnológicas y evitar zonas y temporadas en las que se dan elevadas
tasas de capturas incidentales (puntos álgidos) y otras actividades de ordenación. Algunas modificaciones de las artes pueden
encarecer su construcción y dificultar su uso y mantenimiento; más aun, quizás
se reduzcan las capturas comercializables.
Las medidas y técnicas que elevan los costos y reducen las ganancias no
resultan interesantes para los pescadores; no tiene mucho sentido introducir
conceptos o modificaciones totalmente inaceptables, puesto que probablemente
fracasarán. Resultan importantes la
eficiencia pesquera y el lado práctico de los nuevos conceptos de esta, ya que
no se conseguirá que los pescadores acepten utilizar artes de pesca
ineficientes y las "sabotearán", o bien requieran quizás un aumento
tal de la actividad pesquera que haga aumentar todavía más los efectos
negativos. Será necesaria una estrecha
cooperación entre la industria pesquera, los científicos y otras partes
interesadas en el proceso de elaborar e introducir tecnología pesquera inocua
para el medio ambiente.
En
conclusión, las tecnologías elaboradas en los últimos años demuestran que sus
efectos en las artes de pesca sobre las especies que no son objeto de la misma
y los hábitats se pueden reducir considerablemente sin producir efectos
negativos en la rentabilidad de las actividades pesqueras. Por supuesto, es necesario dar incentivos
económicos para la creación de nuevos tipos de artes de pesca y las
modificaciones de estas para reducir las capturas incidentales y minimizar las
consecuencias en los hábitat (Vandermarsen y Suuronen, 2001).
En
cuanto al palangre
En
el campo de la pesca palanguera, el
esfuerzo pesquero también ha crecido pues las flotas siguen incrementándose
desmesuradamente, haciendo que cada día se entre en un franco deterioro porque
cada año que pasa se pesca menos, esto lo vemos en que casi el 70% de las
pesquerías globales están siendo sobreexplotadas desde hace más de 20 años
atrás, entrando en un franco deterioro.
Las consecuencias negativas no solo en nuestros mares sino también en
las economías costeras se vean afectadas.
Nuestro
sector pesquero ha sufrido un gran cambio mostrando una tendencia al mayor
aprovechamiento de los recursos pelágicos, lo que denominamos pesca de altura,
eso ha llevado a una sobreexplotación de la pesca y que en estos momentos ya
existe una reducción de los desembarques de capturas de especies y existen
evidencias del deterioro de sus recursos.
En
nuestro país existen alrededor de 500 licencias de pesca de palangre lo que ya
es considerado una suma muy alta, lo que hace que se dé esa sobreexplotación
desmedida.
La
misma ya está poniendo en una situación socioeconómica totalmente negativa a
los pescadores de esta actividad en los cuales ya algunos han optado por varar
sus embarcaciones, y los mismos han entrado ya en problemas con el Sistema
Bancario Nacional.
Es
de suma importancia que a estas alturas el país no ha encontrado una respuesta
adecuada a la problemática del sector pesquero y que cada día se torna más
grave y complejo. Todo el esfuerzo que
se ha hecho por atender responsablemente esta situación debe darse de una
manera ordenada con un manejo integral, a los que deben de enfocarse para poder
resolver los problemas del desarrollo pesquero buscando alternativas de
diversificación económica y reduciendo el número de embarcaciones tanto
camaroneras como palangueras, para que de un sentido u otro los pescadores
puedan tener una mejor calidad de vida socioeconómica, creando alternativas de
pesca técnica y científicamente a conservar los recursos marinos existentes
permitiendo la reproducción y conservación de las especies marinas, para el
futuro de nuestras generaciones. El
proyecto propone un cortapisa en
el sentido de agregar un párrafo al final del artículo 113 de la Ley de pesca y
acuicultura, N.° 8436, publicada el 25 de abril de 2005, en el sentido de que
tratándose de técnicas de captura (pesca) de camarón utilizando las de tipo arrastre y tipo palangre queda prohibido
en adelante conceder nuevas licencias, permisos y autorizaciones, de forma tal
que con el paso del tiempo poco a poco vayamos eliminando esta cruel y dañina
manera de pescar el camarón procurando con ello la protección y recuperación de
nuestros mares. En razón de lo anterior,
sometemos a consideración de la Asamblea Legislativa el siguiente proyecto de
ley.
LA
ASAMBLEA LEGISLATIVA DE LA REPÚBLICA DE COSTA RICA
DECRETA:
MODIFICACIÓN
DE LA LEY DE PESCA Y ACUICULTURA, N.º 8436
ARTÍCULO ÚNICO.- Refórmase el
artículo 113 de la "Ley de pesca y acuicultura, Ley N.º 8436, de 1 de
marzo de 2005, para que se lea de la siguiente manera:
"Artículo 113.- Las licencias, los permisos y las
autorizaciones se extinguen por las siguientes causas:
a) Por
el vencimiento del plazo, sin que medie solicitud de prórroga en forma legal.
b) La
imposibilidad de realización del objeto.
c) La renuncia
expresa o el abandono que realicen los interesados.
d) La
cancelación de las licencias, los permisos o las autorizaciones por parte de
las autoridades competentes, respetando el debido proceso.
En
lo concerniente a las técnicas de pesca de camarón de arrastre y palangre queda
prohibido conceder nuevas licencias, permisos y autorizaciones.”
Rige
a partir de su publicación.
Lorena
Vásquez Badilla Mario
Alberto Núñez Arias
Ana
Helena Chacón Echeverría Jorge
Eduardo Sánchez Sibaja
José
Luis Vásquez Mora José
Manuel Echandi Meza
Maureen
Ballestero Vargas Xinia
Nicolás Alvarado
Olivier
Pérez González Ovidio
Agüero Acuña
Bienvenido
Venegas Porras Olivier
Jiménez Rojas
Guyón
Massey Mora Grettel
Ortiz Álvarez
DIPUTADOS
4 de junio de 2008.
NOTA: Este proyecto pasó a estudio e informe de la
Comisión
Permanente Especial de
Ambiente.