ASAMBLEA
LEGISLATIVA DE LA
REPÚBLICA DE
COSTA RICA
PROYECTO DE
LEY
REFORMA DEL
INCISO 14) DEL ARTÍCULO 121
DE LA
CONSTITUCIÓN POLÍTICA
VARIOS
SEÑORES DIPUTADOS
EXPEDIENTE
N.º 14.757
DEPARTAMENTO
DE SERVICIOS
PARLAMENTARIOS
PROYECTO
DE LEY
REFORMA
DEL INCISO 14) DEL ARTÍCULO 121
DE LA
CONSTITUCIÓN POLÍTICA
ASAMBLEA
LEGISLATIVA:
El
agua es un elemento vital para la sobrevivencia de los seres vivos en el
planeta, no sólo para los seres humanos, sino para cualquier otra forma de
vida. La calidad del agua por otra parte
está asociada directamente con indicadores de calidad de vida y de morbilidad y
mortalidad de la población.
Por su
ciclo, el agua se encuentra en constante movimiento hacia arriba y hacia
abajo de la superficie del suelo, sirviendo de esta manera como un nexo
imprescindible a los ecosistemas del planeta tierra, único lugar donde ésta se
encuentra en estado líquido. En este
ciclo, una proporción del agua, vuelve directamente a la atmósfera, en parte, a
través de las plantas. El resto, se
introduce en la tierra o fluye sobre ésta, penetrando el suelo, desplazándose
entre organismos, recargando mantos acuíferos subterráneos, volviendo a colmar
ríos y lagos y adentrándose en los océanos para
retornar luego a la atmósfera[1].
Costa
Rica es un país favorecido por una importante precipitación. Esta abundancia provocó que la regulación
para su uso, distribución y conservación no fuera muy adecuada ya que se le
apreciaba como un bien sin riesgo de escasez.
Sin embargo, el desordenado crecimiento de las ciudades, la construcción
en áreas vulnerables y de protección, la expansión de las industrias y la
contaminación de las aguas por vertimientos, inadecuada disposición de
desechos, falta de tratamiento de aguas negras y el efecto de cambio climático
han generado un panorama muy diferente y una progresiva competencia y
eventualmente conflictos por el uso del recurso hídrico, en la medida en que
disminuya su disponibilidad o su calidad.
Costa Rica depende especialmente de fuentes subterráneas.
Un
estudio realizado en Centroamérica sobre la disponibilidad del recurso hídrico[2],
expone que “La modalidad según la cual la gente utiliza la tierra y modifica
los ecosistemas, afecta la calidad, el movimiento y la distribución de las
aguas dulces contenidas en ríos, lagos, lagunas; así como las llamadas aguas
verdes contenidas en los organismos y el suelo.
Se estima que la remoción mundial del agua se ha multiplicado por más de
35 (veces) durante los tres últimos siglos, y se prevé que aumentará entre un
30 y 35% hacia el año 2000. Las pautas
actuales de utilización de agua dulce no serán sostenibles si la población
humana alcanza los 10.000 millones de habitantes en el año 2050.”
El
agua dulce en el planeta y disponible para los seres vivos, no alcanza ni el
0.5% de la totalidad del agua existente; el resto es agua salada o forma parte
de los hielos inaccesibles de aguas subterráneas y de la tierra misma[3].
El
agua dulce solo se renueva por la lluvia; sin embargo, debido a la congestión
de las grandes urbes, a la deforestación y el desvío de cauces por necesidades
de irrigación agrícola, esta pequeña parte de agua está desapareciendo, a la
vez que se va secando la superficie de la tierra. El agua entonces es un recurso natural
irrenovable y finito y es parte del patrimonio de la Tierra y de sus
habitantes, por lo que debe preservarse como un bien de dominio público y
protegerse mediante rigurosas leyes y mecanismos efectivos.
Según
datos del Sistema Nacional de Riego y Avenamiento (SENARA), del año 2000, en
Costa Rica” la perforación de pozos se hace más intensiva a partir de la década
de los 60 y se mantiene casi constante hasta la década de los 80. A partir de los años 90, la perforación de
pozos se incrementa en casi un triple y de seguir esa tendencia, a final de la
primer década del siglo XXI, se puede llegar a tener más de 10000 nuevos
pozos. Las perforaciones de pozos en el
país han pasado de 1176 a final de 1969 hasta 7557 pozos a finales de la década
de los 90, lo que significa un incremento de (642.6%) en un período de tan solo
30 años (...) la mayor demanda de agua subterránea se está presentando en el
Valle Central del país con un total de 4195 pozos (46.39%), en la Península de
Nicoya se registran 2402 pozos (26.56%) y en el resto del país 2446 pozos
(27.05%).
En
el Valle Central, existe la posibilidad de sobreexplotar los acuíferos (brindan
el agua a más del 50% de la población en el Valle Central) ya que se ha
detectado una disminución de los niveles freáticos de los acuíferos Colima (H.
Rodríguez, 1997). En la actualidad
(2000) se ha iniciado la perforación de pozos para explotar el acuífero Colima
Inferior, debido a la reducción de los niveles y posiblemente problemas de
contaminación del Colima Superior[4].
Si
a los datos anteriores se le agrega que el agua subterránea requiere 300 años
para su renovación y que se ha alterado el ciclo hidrológico como resultado de
la eliminación de la cobertura vegetal y la erosión, y que se trasladan
toneladas de sedimentos a los ríos y corrientes de agua, el panorama se torna
especialmente sensible.
La
autora Villegas Verdú, expone “A medida
que las poblaciones aumenten, la sustentabilidad de la utilización humana del
agua dependerá en última instancia del
grado en el cual la gente adapte su comportamiento para respetar el ciclo del
agua. Es necesario que las sociedades
humanas desarrollen la capacidad, la conciencia y los conocimientos para
manejar adecuada e integralmente las tierras y el agua, con pautas que permitan
mantener la calidad y cantidad de las fuentes de suministro de agua para las
poblaciones y ecosistemas que las sustentan.
La
escasez de agua (...) que
actualmente se observa en la región (centroamericana), es en gran parte
producto de la degradación
de las cuencas hidrográficas; de mayores demandas; de un incremento poblacional
que se concentra principalmente en áreas urbanas y en la región Pacífica de
Centroamérica, donde la disponibilidad del recurso hídrico es menor que en la
región Atlántica.[5]”
En
algunos países respondiendo a la presión internacional por liberar los recursos
más valiosos, han dejado que el mercado de la oferta y la demanda del recurso
hídrico los gobierne, con el nefasto resultado de que ante situaciones de
sequías y escasez, los habitantes privados del valioso recurso, se han visto
obligados a adquirir el agua al precio de la electricidad, por haberse
preferenciado en la ley, ese uso por encima del consumo humano y desconociendo
su naturaleza intrínseca de hábitat de otras especies.
Por
su parte los bienes de dominio público son inalienables e imprescriptibles y se
caracterizan porque ni los particulares ni las instituciones públicas pueden
adquirir sobre el uso, aprovechamiento y explotación de estos bienes, derechos
permanentes ni titularidad alguna.
Al
aclarar la naturaleza pública de los cauces de las corrientes, vasos de los
lagos, lagunas, esteros y en general cuerpos de agua no artificiales, se
garantiza el uso común y en beneficio de los habitantes del territorio
nacional.
Es
por ello que estimamos necesario consignar con rango constitucional el carácter
público del recurso y sujetarlo a los procedimientos gravosos de disposición
que ya contempla la propia Constitución para otros recursos, como los minerales
preciosos y la energía hidráulica.
Todos
estos datos, y muchos más que podrían ilustrar la delicada situación que
enfrenta Costa Rica en el futuro cercano en relación con un recurso vital como
lo es el agua, nos motivan para someter a consideración de los señores
diputados y señoras diputadas, el presente proyecto de reforma constitucional:
LA
ASAMBLEA LEGISLATIVA DE LA REPÚBLICA DE COSTA RICA
DECRETA:
REFORMA
DEL INCISO 14) DEL ARTÍCULO 121
DE LA
CONSTITUCIÓN POLÍTICA
“Artículo
121.- Además
de las otras atribuciones que le confiere esta Constitución, corresponde
exclusivamente a la Asamblea Legislativa:
(...)
14) Decretar la enajenación o la aplicación a usos
públicos de los bienes propios de la Nación,
No podrán salir definitivamente
del dominio del Estado:
a) Las aguas de dominio público ni las fuerzas
que puedan obtenerse de ellas en el territorio nacional.”
Rige
a partir de su publicación.
Joyce
Zürcher Blen Quírico
Jiménez Madrigal
Guido
Vega Molina Luis
Ramírez Ramírez
Juan
José Varga Fallas Nury
Garita Sánchez
Laura
Chinchilla Miranda Elvia
Navarro Vargas
Rodrigo
Carazo Zeledón Sigifredo
Aiza Campos
Luis
Villanueva Monge Kyra
de la Rosa Alvarado
Ricardo
Toledo Carranza Lourdes
Ocampo Fernández
Mª
Elena Núñez Chávez Gloria
Valerín Rodríguez
José
Miguel Corrales Bolaños Carlos
Avendaño Calvo
28 de
mayo de 2002, daa.
NOTA: Este
proyecto fue dictaminado por la Comisión Especial de Reforma Constitucional y
se encuentra en la Secretaría del Directorio donde podrá ser consultado.
[1] Cuidar la Tierra. Una Estrategia para el Futuro de la Vida. 1991. Unión Mundial para la Naturaleza (UICN), Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente (PNUMA), Fondo Mundial para la Naturaleza (WWF). pp.161.
[2] Villegas Verdú, Florangel. Situación del Recurso Hídrico en Centroamérica, 1998.
[3] El oro azul. La crisis mundial del agua, 2002. 91 p.
[4] SENARA, página web senara.go.cr
[5] Villegas Verdú, op. cit.